2021-06-08
Nacionales
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Aulas híbridas: cómo es el plan del Gobierno para que las universidades recuperen la presencialidad en el segundo cuatrimestre



En la discusión por la presencialidad, las universidades parecen relegadas. Desde marzo de 2020 que todas las casas de estudios trabajan a distancia y, salvo contadas excepciones, ninguna emprendió un regreso a las aulas. Ahora, de cara al segundo cuatrimestre, el Gobierno lanzó un programa de aulas híbridas para retomar, al menos en parte, las clases presenciales.

Hasta el 13 de marzo, el sistema universitario tenía el 93% de su oferta académica únicamente presencial. En una semana debió emigrar a un sistema virtual de emergencia que, según las autoridades, se fue perfeccionando y al cabo de los meses logró que haya una continuidad satisfactoria.


El Ministerio de Educación nacional hizo una encuesta entre rectores, docentes, no docentes y estudiantes para medir la respuesta de las instituciones durante la pandemia. Si bien hay altos niveles de satisfacción, hay materias, contenidos y prácticas que requieren del regreso a la presencialidad.

“En el segundo cuatrimestre estamos plenamente confiados de que va a haber espacios de presencialidad. La campaña de vacunación ya está llegando a los docentes universitarios e incluso a algunos estudiantes y el clima va a mejorar”, planteó Jaime Perczyk, secretario de políticas universitarias durante la conferencia de prensa en la que participó Infobae.

Con ese objetivo, la cartera lanzó la segunda etapa del Plan de Virtualización de la Educación Superior (VES II), que abarca a las 56 universidades nacionales y a las 5 provinciales. En la primera etapa, con una inversión de 1.490 millones de pesos, se buscó que las universidades se adaptaran a la virtualidad. Ahora, con la misma partida de dinero que se repartirá entre las instituciones, aparece el concepto de “aulas híbridas”.

¿Qué son las aulas híbridas? “Aulas que en su seno conjugan de manera funcional la posibilidad de virtualidad y presencialidad, tanto en una experiencia pedagógica que aúne las dos modalidades, como también para ser utilizadas de una u otra manera”, dice la respuesta oficial.
En concreto, la propuesta apunta a permitir que el docente dicte una clase en el aula con un grupo reducido de alumnos. Esa clase sería filmada y transmitida también en vivo para el resto de los estudiantes que concurran a través de Zoom. A su vez, la clase quedaría grabada y subida a un repositorio junto a otro material, con vías de comunicación para facilitar la interacción entre los alumnos y profesores.

“Lo que viene en esta salida de la pandemia y luego en la pospandemia es una universidad distinta, en Argentina y en el mundo. Hay cosas que las vamos a poder hacer a distancia con todo lo que se avanzó en este tiempo. Vamos a ir a la universidad a hacer cosas mucho menos rutinarias. Vamos a ir a discutir, a producir, a que sea tiempo valioso. La presencialidad va a ganar en potencialidad”, señaló Perczyk.

Los casi 1.500 millones de pesos de inversión se destinarán a la adquisición de recursos y dispositivos tecnológicos, a la capacitación a los docentes y virtualización, a las adecuaciones edilicias necesarias al soporte técnico para que las aulas híbridas funcionen.

“Queremos seguir fortaleciendo la respuesta del sistema universitario en un año donde el presupuesto educativo ha tenido el incremento interanual más importante de su historia. Se ha reforzado el proceso de consolidación de la inversión educativa en nuestro sistema universitario, que incluye la recuperación de los procesos de inversión en infraestructura”, remarcó el ministro de Educación Nicolás Trotta.

En cuanto a los tiempos, aún no hay una fecha concreta en el se empezará a implementar. El acuerdo y la transferencia de dinero sucederá “a la brevedad” y luego la puesta en marcha dependerá de cada universidad y de la situación sanitaria. “Aspiramos a que este año ya esté en marcha. En el segundo cuatrimestre vamos a volver progresivamente a las aulas”, advierten.

¿Cómo respondieron las universidades a la pandemia?

Lo que surge de las encuestas es que la gran mayoría de autoridades, personal y estudiantes está satisfecho con la respuesta a la pandemia que dio la universidad. Casi 7 de cada 10 docentes encuestados (67%) respondió que estaban “satisfechos” y “muy satisfechos”. En la misma sintonía, los estudiantes y trabajadores no docentes manifestaron similar o aún mayor conformidad (72% los primeros y 76% los segundos)

“Lo que vemos es que los niveles de satisfacción son inferiores en las personas que más sufrieron la pandemia. Los estudiantes que viven en los contextos más desfavorables, los que tienen hijos, los que presentan menores niveles de ingresos, muestran más dificultades en la continuidad virtual”, planteó Germán Lodola, coordinador del programa de Becas.
El 99,5% de los docentes debió transformar el dictados de sus materias a la modalidad virtual y el 87% señaló que pudo cumplir con los objetivos propuestos. 6 de cada 10 profesores dijo haber logrado cubrir entre el 80% y el 100% de los contenidos de su materia, mientras que un 23,8% declaró haber cubierto entre el 60% y el 80% de lo planificado antes de la pandemia. Los profesores se pudieron sobreponer a las dificultades tecnológicas ya que 4 de cada 10 manifestó que no tiene una computadora de uso exclusivo en su casa. Entre los estudiantes, la consideración de cuántos contenidos se lograron cubrir fue dispar.
En casi todos los casos hubo evaluación, pero los formatos fueron diversos: mediante trabajos prácticos individuales asincrónicos (58%), evaluaciones escritas sincrónicas (49%), exámenes escritos asincrónicos (45%) y trabajos prácticos grupales (43%). La herramienta menos popular entre los docentes fue el examen oral (19%). El 92% de los estudiantes corroboró que fueron evaluados durante la cursada.

Si bien las autoridades reconocieron haber perdido estudiantes, en especial en los primeros años que no llegaron a tener ni una clase presencial, hubo altos niveles de retención. El 80.6% de los rectores afirmó que la cantidad de estudiantes que pudo terminar la cursada fue elevada. De hecho, más de la mitad indicó que la permanencia fue casi total (entre un 80% y 100%). En cuanto a los docentes, el 37.8% de los encuestados afirmó lo mismo, mientras que un 31,4% respondió que entre un 20 y 40 por ciento de sus alumnos no pudo llegar hasta el final de la cursada.


























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